I. Esperanza de todos los que esperan firmemente, río de placer, fuente de verdadera merced, mansión de Dios, jardín en que nacen todos los bienes, sosiego sin fin, guía de niños huérfanos, consuelo de los desconsolados leales, fruto de alegría perfecta, garantía de paz, puerto sin peligro, puerta de puerto salvador, gozo sin tristeza, flor de vida sin muerte, madre de Dios, señora del firmamento, gozo de amigos, deleite puro sin tormento, del paraíso luz y claridad y alba.
II. Gloriosa, tan grande es la alegría que os vino de aquel que rige y mantiene el mundo que, alabándoos no se puede decir demasiado bien, aunque todo el mundo os estuviese siempre loando; pues en vos residen todas las bondades complacientes, gozo y honor, salud y caridad; vergel de amor a cuyo precioso huerto descendió un fruto que destruyó nuestra muerte; vara seca que produce fruto sin simiente, puerta del cielo, vía de salvación, de todos los fieles luz y claridad y alba.
III. Señora complaciente en quien hay tantos gozos que todo el mundo no podría decir ni la milésima parte de ellos, gloriosa, ya que tantos bienes posees, acuérdate de mí y de todos los que te ruegan, pues tu gentil cuerpo fue creado por nosotros. Cuerpo gracioso, lleno de todas las beldades, ya que sin ti no puedo hallar ayuda, condúceme adonde existe vida sin muerte, junto a tu hijo que me ha creado de la nada, de modo que vea su alegre ademán allí donde no cesa ni día, ni claridad ni alba.
IV. ¡Ah, cuan felices y bienaventurados serán todos vuestros amigos con alegría perfecta para siempre! Y ya que Dios quiere que en vos residan todos los bienes, gloriosa, acordaos de mí; y aunque vuestra santidad es grande, no me olvidéis, señora, por mis pecados, pues cuanto mayores son mis pecados, mayor necesidad tengo de que me libréis de la muerte; y puesto que de vos espero gran merced, tened conmigo la misericordia, por vuestra indulgencia, de serme luz y claridad y alba.
V. Pues yo me siento pecador, desleal, angustiado y oprimido por mis locas acciones, y tengo motivo para ello; pues grandes son los males que he cometido, y pequeños los bienes, y los dichos engañosos; por lo que ruego, plácida señora, que me defendáis, si os place, cuando será dictada sentencia justa; pues entonces no valdrán ni defensa, ni agüero, ni suerte, antes bien tendrá cada uno temor de muerte para sí mismo; mostradme vos en el día del juicio a vuestro querido hijo con faz resplandeciente, quien me dé con alegría luz y claridad y alba.
VI. Poderoso Dios, veraz y misericordioso, tened misericordia de mí; pues yo os adoro y creo en vos y os alabo por el honor y el bien que me habéis hecho siempre, días y meses y años. Dios Padre, Hijo denominado Salvador y Cristo, Espíritu Santo y verdadera trinidad: dad a los pecadores vida y confortación para que se deshagan de los lazos de la muerte, y haced que lleguen a la verdadera alegría donde se darán muchos dones gloriosos, allí donde reina día y claridad y alba.
VII. El sueño mortal apaga a la gente loca; quien está durmiendo levántese mientras Dios se apiada de los pecadores; pues el día viene después del alba.
VIII. Vida otorgue Dios con alegría sin tristeza en el paraíso con toda su compañía a todos aquellos que recitaren esta alba.