ATRIBUCIÓN:
Lo XXIII vers den Guiraut Riquier l’an M CC LXXXVII en decembre, C; Guiraut Riquier, R.
ESQUEMA MÉTRICO:
a4 a2 b4 c10 b10 c10 d10 d10 e10 e10.
Cinco coblas unissonans y tres tornadas. Verso 1: ren; verso 2: ben (Frank 192 : 1, unicum). Frank remite a 382, nota, donde los tres primeros versos se apiñan en uno de 10 sílabas (con rimas internas).
Riquier nos demuestra que era un maestro en el arte de crear nuevos esquemas métricos, o de remozar los tradicionales introduciendo algún cambio (cf. El capítulo “La forme dans Riquier”, Anglade, Riquier, p. 199 ss.). No puesc per ren, la única poesía provenzal con ese esquema de rimas, es una muestra de ello. Es muy probable que ese esquema singular haya nacido de una ligera modificación de a b a b c c d d , esquema trillado en la lírica occitana, que Frank 382 constata en 112 poemas. Riquier lo emplea en la canción Aissi pert poder amors, su secunda canso, de versos heptasílabos, escrita en 1255 (Mölk, Cansos, II, Frank: 382 : 105). Lo usa además, 30 años más tarde, en un sirventés de versos decasílabos que termina con una fervorosa plegaria, y con la segunda tornada que menciona a “mos Belhs Deportz”, Fortz guerra fai tot lo mon guerrejar, (Pfaff, Riquier, p. 63), a10 b10 a10 b10 c10 c10 d10 d10 (Frank: 382 : 19). Riquer quería revitalizar ese esquema que le era tan familiar. Le bastaba (y le bastó) para ello con dividir el primer verso decasílabo en tres bordons biocats, (sobre este término cf. Anglade, Leys, II, p. 102; en dos palabras: se refiere a estrofas de versos breves intercalados entre otros más largos, cf. hic, n° 31, Esquema métrico), de 4 – 2 – 4 sílabas, desplazando los dos versos de rima femenina.
Es una cuestión discutida la de las rimas internas en la lírica occitana, y no sólo en la de Riquier, trovador éste del que son numerosos los poemas que Frank registra bajo dos esquemas, cf. e. g. Los bes, qu’ieu truep en amor, Mölk, Cansos, XXI, o ib., I, X, XII, XV, XX, XXI. Se tiene a veces la impresión de que con ese procedimiento se esconde la lucerna debajo del celemín, ignorando o subestimando una peculariedad, un rasgo apreciado por el poeta. En este asunto me inclino decididamente, —excluyendo los dictatz estramps, (Leys d’amors, Appel, Prov. Chrest., 124, 25 ss.)—, hacia el clásico principio editorial, proclamado nada menos que por Frank, Répertoire, I, § 43: “Il n’existe, pour nous, ni rime sans vers ni vers sans rime”. Compárese hic, nº 22 y nº 28.
Grafía: C.