ATRIBUCIÓN:
Anónimo Sg, con el epígrafe Alba, en caracteres rojos.
ESQUEMA MÉTRICO:
Para esta alba se vienen usando dos esquemas diferentes: Frank toma por base en su Répertoire métrique la cobla de ocho versos, admitiendo pues tantos versos como rimas: a10 b10 b10 a10 c10 c10 c4 d6. (Frank: 567, 1, con referencia a 571, nota).
Riquer interpreta los dos últimos versos de cada estrofa (c4 d6) como uno, advirtiendo que hay rima interna, y remitiendo a Frank. En consecuencia resultan coblas de 7 versos decasílabos: a10 b10 b10 a10 c10 c10 d10. También en la edición de Ugolini, Il canzoniere, n°31, se sigue el mismo esquema. Ese modo de proceder es legítimo, pues se adapta a la indicación del manuscrito Sg, que marca con un punto rojo las letras iniciales de cada verso, como si fuesen siete decasílabos; (hay una excepción: en la estrofa VI ha marcado como último verso, ciertamente por error, que·ns va en lugar de qu’es ses).
Ello no obstante, por más que intento respetar fielmente las versiones de los manuscritos, no creo que la opinión de los copistas, proclives u obligados muchas veces por las circunstancias a no derrochar papel, sino a economizarlo, a ser ahorradores, sea vinculante para el crítico moderno en lo que atañe a la forma de las coblas o tornadas.
Tratando del esquema métrico de algún poema de Guiraut Riquier, e. g. Ajssi quon es sobronrada, hic, No. 22, Non puesc per ren, No. 29, Qui·s tolgues, No. 31, he expuesto mi opinión sobre esa costumbre –de la que en línea general no soy partidario– de reducir varios versos breves a uno de rima(s) interna(s). Remito al Davantal de esos poemas del innovador e introductor de esquemas métricos, Guiraut de Riquier.
No creo que mi postura opuesta a esa costumbre sea cuestión de estética, o de gustos, de los que non est disputandum; es más bien de actitud de máximo respeto a la que considero intentio del trovador, que –en armonía con la parábola de la lámpara y del celemín (Marc. 4, 21)– no estará de acuerdo en que el fruto de su esfuerzo por introducir una innovación o modificación sea disimulado o escondido, o camuflado, ni por amanuenses ni por críticos o editores. Preferirá con pleno derecho que –siguiendo con el símil de la lámpara– su luz sea colocada en el candelabro –y no sub lecto.
Pueda ser incluso que en algunos casos haya relación íntima, de dependencia, entre el verso largo y los breves –es decir, que éstos hayan nacido de la deliberada y fecunda división de uno de aquéllos, como en el alba que ahora nos ocupa–, pero prefiero atenerme fielmente al principio de “ni rima sin verso, ni verso sin rima”, (cf. Frank, Répertoire I, § 53), aun sabiendo que las Leys d’Amors, ed. de Anglade, 2, p. 101-102 y 127-128, hablando de rims multiplicatius, documentan una especie de “rima interna”, con versos como éstos:
Qui vezer e tener vol lo ver de saber
Per dever deu haver am plazer bon esper.
Volvamos al alba de Cerverí y al esquema métrico que le corresponde, que a mi juicio no coincide con ninguno de los dos mencionados, ni con el de István Frank, ni con el de Martín de Riquer. Analizando con espíritu crítico un pasaje de la primera tornada del alba de Cerverí, me han surgido graves dudas sobre la autenticidad de la versión del manuscrito, de lectura evidente, ne deu azirar lalba, que tiene visos de no ser genuina sino producto de una confusión. Como expongo y creo que demuestro con argumentos sólidos, (cf. hic la nota 58, que sigue a 55 bis ss.), el original no ha rezado deu azirar sino deu aziran. Y ese cambio tan diminuto tiene consecuencias sobre el esquema métrico de la composición; no se ha tomado en consideración que en las seis coblas y en la segunda tornada a la palabra esencial del poema, es decir a Alba, precede una rima perfecta en -an, que ha debido de pasar desapercibida. De lo expuesto resulta que el esquema que se impone para el Alba de Cerverí es:
a10 b10 b10 a10 c10 c10 c4 d5 e1,
que falta naturalmente en el Répertoire métrique de Frank, donde le correspondería el n° 568 bis, 1, con el calificativo de unicum, a no ser que alguien se empecine y prefiera meter tres versos en uno (como sucede más de una vez), con dos o tres rimas internas que nada tienen que ver entre sí.
A las rimas d5 y e1 les falta equivalencia o pareja en la cobla misma, pero la encuentran en todas las estrofas siguientes, (como sucede corrientemente e. g. con el refranh, cf. hic, 37, v. 10 y 45, v. 8; puede compararse además el poema Dieus, vera vida, verays, de Peire d’Alvernha, hic, 41, en el que la rima c, en -ens, queda pendiente y sólo tiene correspondencia en las estrofas siguientes).
El alba de Cerverí consta de seis coblas unissonans y dos tornadas. La rima del v. 8° de las coblas y del 4° de las tornadas es constante, en -an; el último verso de las coblas y de las tornadas es l’alba.