1. Este primer verso está muy elaborado, con la repetición de ai, como interjeción y como verbo, y con nada menos que cinco en exparcidos desde vergena hasta m’entendenza. Con una declaración similar, aunque con menos patetismo, comienza su canso Raimon Jordan, Vas vos soplei, en cui ai mes m’entensa, P. C. 404, 12, 1. Este acercamiento, aunque se limite a pocas palabras, es seguro, y más importante de lo que parece a primera vista, si tenemos en consideración que Ai, vergena tiene exactamente el mismo esquema métrico que la canso de Raimon Jordan, y que las rimas de ambas composiciones son idénticas. Ahora bien: Raimon Jordan nació hacia mediados del siglo XII. Sobre el autor de Ay, vergena nos informa Bertoni: “possiamo ritenere che il periodo in cui il nostro poeta visse abbracci la prima metà del sec. XIII, non escludendo ch’egli possa essere nato sul finire del secolo precedente” (op. cit., p. 72). La cronología nos permite deducir que Peire Guilhem de Luzerna tomó una canso profana como modelo de una composición “a lo divino”, a la Virgen. Lamento que hayan resultado vanos mis esfuerzos para consultar la edición de esa canso (Hilding Kjellman, Le trobadour Raimon-Jordan, Vicomte de Saint-Antonin, Uppsala, 1922), que tendrá otras afinidades con Ai, vergena.
2. Podría pensarse que, en lugar de e de los manuscritos, que Bertoni también deja sin traducir, haya figurado alguna otra palabra, un verbo que indique una opinión o convicción, una preposición causal, o una exclamación; la exclamación sería inverosímil, porque resultaría un principio demasiado enfático, en vista del ai del primer verso; que o car, fácilmente explicable paleográficamente, estaría en conflicto con per que del v. 8; cre ‘creo’ cuadraría bien; pero no es necesario modificar la versión de los códices, pues e tiene una función bien conocida en ese contexto (cf. Lafon, Remarques sur l’emploi de E introductiv). Nótense las numerosas sibilantes de este verso, cf. también el verso 7.
3 ss. En esta cobla, la palabra clave es Ioi, que aparece cuatro veces, con diversos epítetos, de tenor positivo, optimista. No es la triste alegría que ha experimentado el decepcionado trovador, que desemboca en llantos y lloros, Que·l iois d’amor torn’ en plainz et en plors (Bertoni, op. cit., 24, v. 35). Iois entiers reaparece en la cobla siguiente.
5. das por datz es común, lo mismo que es por etz (v. 13), cf. hic, nota a 41, 82 y a 49, 44.
7. Dos pares de antónimos, los bienes - los males, las alegrías - los desazones. En la tornada vuelven a aparecer mal y conserier.
8-9. El trovador proclama en el v. 8 la intención de servir con todo su empeño a su domna, fuente de alegría infalible. Los manuscritos DIK traen en el v. 9 la versión auenza, mauenza; Bertoni, modificando ligeramente el texto, ofrece la conjetura m’agenza ‘mi piace’, que desde el ángulo semántico encaja bien en la interpretación que él propone. Del punto de vista de la paleografía, empero, no satisface, pues la confusión de -u- y - g- no es fácil de explicar, por ser dos consonantes de rasgos muy distintos. Hay otra razón, que ( m’)agenza/-sa es muy corriente: cf. e. g. mas pos a Deu non agenza, y Na Ioana d’Est agenza, de Peire Guilhem de Luzerna, Bertoni, op. cit. 22, 15 y 46; tot quant es de lai m’agensa, v. 3 de la nostálgica canción Ab l’alen tir vas me l’aire de Peire Vidal; en la pastorela A sant Pos de Tomeiras Guiraut de Riquier en el v. 90 trae ges no·m agensa, y en el v. 97 Al pro comte agensa (ejemplos tomados respectivamente de Appel, Chrest. n° 23 y 65); de Bartsch, Denkmäler, p. 3, cito La gaya semblansa / De Na Saisa m’agensa, y para concluir remito a hic, 49, 42, que tant m’agensa. Eso quiere decir que a cualquier copista le era familiar m’agenza; y aninguno de ellos se le ocurre suplir ese sintagma tan conocido por un enigmático mauenza. La conjetura m’agenza es por estas razones sumamente inverosímil.
No obstante la indicación de Bertoni de que los códices DIK “vanno molto d’accordo ... e risalgono (vv. 15, 44) a un modello” (op. cit., p. 526), esa coincidencia de los manuscritos invita o desafía a que busquemos la justificación de m’auenza. Acepto ese reto, tomando como punto de partida la existencia en occitano de dobletes del tipo frevolar / afrevolar, ‘affaiblir’; leujar / aleujar, ‘soulager’; lapidar, ‘steinigen’ –Appel, Chrest. 104, 12, 14– / alapidar, ‘lapider’, Levy, Petit Dict.; levar / alevar, ‘élever’, que tenían por modelo en latín las formaciones dobles, cuasi-sinónimas, adhaereo, adhaeresco / haereo, haeresco; adimpleo / impleo; adiuvo / iuvo; adiungo / iungo; adiuro / iuro; admoneo / moneo, etc. Por analogía con esos ejemplos no parece descabellado pensar en *avencer, como variante de vencer > vincere, ‘vaincre’, cuya 3ª persona del pres. de subj. es vensa –también venza y venssa están documentados– (véase Appel, Chrest., 49, 12, merce prec que·us vensa, / quar autra no·m plai ni tan nom’agensa; o Del sobreplus nom qual qui quel joc vensa, v. 54 de En [a]quel son quem play ni que m’ajensa, 322a1, tenson de Peire, publicada en Meyer, Les derniers troubadours, p. 51, de esquema métrico y rimas idénticas a las de Ai, vergena). Si continuamos acariciando esa idea, en consonancia con el propósito del verso anterior, cabría interpretar el v. 9 como: c’autre servirs endreg vos no m’avenza, ‘(para) que no me venza otro servicio respecto a vos’; es decir, para que yo no me comprometa con ninguna otra domna, sino que os sirva sólo a vos, siendo sólo siervo vuestro. Servir y domna nos introducen en la terminología de matiz feudal que emplean los trovadores en la lírica profana frente a la dama que cantan y admiran, y que ha sido sublimada, trasladada por poetas como Lanfranc Cigala, Guiraut de Riquier y Cerverí de Girona al ámbito religioso, tomando por la dama venerada a la Virgen. La voz domna es esencial en Ai, vergena, y no falta en ninguna cobla. El servizi dedicado a esa domna, y las ventajas que de él derivan para quien le sirve, para el servidor, se reflejan en la cobla IV. Según esta interpretación el trovador pone el acento en el propósito de resistir a todo lo que se oponga a su anhelo de servir a la Virgen, como garantía de ioi ses faillenza –con la mira puesta en la sentencia del juicio final.
Si dispusiese de otro testimonio que apoyase m’avenza, permitiendo quitarle el asterisco a *avencer, propondría la versión c’autre servirs endreg vos no m’avenza, ‘que otro servicio frente a vos no me venza’. Pero esta propuesta, que para mí sería la más aceptable, queda en entredicho a la espera de apoyo documental.
Siguiendo en esta línea, se ofrece una conjetura más cercana a la versión manuscrita, me venza, que sólo supondría un retoque mínimo; pero los códices, con su mauenza, arrojan sobre ella una densa sombra de incertidumbre: ¿Por qué razón no escribieron o copiaron sencillamente *meuenza? No encuentro una respuesta satisfactoria; y no quiero recurrir a casos como anglentina, englentina; aira, eira; amendar, emendar; ambaisat, embaisat; ancar, encar; aram, eram; aranha, eranha, etc., que son diferentes. La confusión de mavenza por *mevenza sería más probable si suponemos que el arquetipo de DIK se basaba en una trasmisión oral, y no en un texto escrito. Pero con una hipótesis de ese tipo nos perderíamos en especulaciones inútiles.
En vez de resignar, aduzco un pasaje de Bartsch, Denkmäler, p. 4, que presenta una situación similar a la que estamos comentando: es el final de la danza anónima La gaja semblansa, en el que el trovador profesa su inquebrantable adhesión a la Comtessa Beatritz, alabándola y asegurándole: No cesaré De dir vostr’onransa, Frug d’onrada semensa, / E ges non ai duptansa / C’autra lauzors me vensa. La semejanza con los versos 8-9 de Ai, vergena es innegable, y me anima a decidirme en mis dudas por la conjetura c’autre servirs endreg vos no me venza.
Venza aparece además en el v. 45, pero con función diferente a la del v. 9, una vez como 1ª persona, otra como 3ª, lo que está permitido por los gramáticos (cf. Las Leys d’Amors, 2, 115, ed. de Anglade, Dels rims equivocz).
Como ejemplo de que con el significado de ‘para que’ cito de Appel, Chrest., 11, 36 este pasaje de Guilhem de Peitieu: E per la carn renovellar, / que no puesca envellezir, ‘y para rejuvenecer la carne (el cuerpo), para que no pueda envejecer’.
10 ss. Bertoni advierte que valenz ... valenza es “uno dei soliti giuochi di parole”, ibídem, p. 526. Véase la nota a hic, 48, 41. Para el tópico de 11-12 cf. ni lunhs per lieys lauzar no pot dir guila, de hic, 13, 8.
13. El orden de palabras de IK, que adopta Bertoni, flors vos es, resulta artificial e inverosímil; además no encaja en la anáfora deliberada flor de.
15-16. Sobre la cuestión de si falta un verso entero o sendos hemistiquios compárese la nota de Bertoni, a cuya lectura me atengo; la repetición de flors ha sido causa de la omisión. Después de donatz Bertoni pone coma; después de entiers, punto, traduciendo: ‘fu dato, voi siete gioia perfetta. Quando venne in voi …’. Prefiero referir donatz a iois entiers, y ambos al verso siguiente: ‘fue dada alegría perfecta cuando...’.
El iois a que alude el trovador, o sea la Anunciación y el Nacimiento de Cristo, son dos de los Gaugs de María, cf. Suchier, Denkmäler, p. 87, 49 ss.; ib., p. 89, 115 ss.; ib., p. 276-277. Según esta interpretación leo e·n en el verso 18 (Bertoni trae en).
19. Véanse ejemplos de ab mens de ‘sin’ en Bertoni, ad locum, donde también se llama la atención sobre menz de del v. 27, y se da documentación de su uso. El verso 19 alude al tópico: sine viri semine (cf. hic, 37, 91-92).
20-21. No es casual la repetición de la f.
22ss. Llamativa la acumulación de ab (cuatro veces)en estos versos, lo mismo que en los versos 39-40 (igualmente cuatro veces). ¿Será reflejo de algún prontuario piadoso?
25-27. Como observa Långfors, en Romania 44, 1915 ss. (cf. también Lewent, en Literaturblatt 36, 1915, col. 348 ss.) la traducción de Bertoni: «e riesce a conquistarci, quando la nostra fede non è ferma» es errónea, debiendo entenderse: «Dieu qui est un fruit plein et ne peut être aquis sans foi ferme...». En vez de nos de Bertoni hay que leer no·s (cf. ibidem). Menz (menhs, mens) de, a m. de, ab m. de significa ’sans’, Levy, Petit Dict., Appel, Prov. Chrest., Glossar, ‘in Ermangelung’; cf. menz de valor entera, Crescini, Studi provenzali, 51, 86.
30 ss. del iauzir; / e ges Bertoni, quien pone coma detrás de servizis, interpretando vos en sovenra be como paréntesis: ‘(poiché voi ve ne ricorderete)’. Acaso no sea peor la puntuación que propongo.
31. Tornar en es muy corriente; e en vez de en no es raro (cf. pasarem pois e Fransa, Appel, Chrest. 6, 183, y hic, 49, 18).
33. La traducción algo ambigua de Bertoni ‘avrà paura di se stesso’ hay que entenderla con Lewent, loc. cit., ‘Veranlassung haben wird, in Bezug auf sich (für sich) zu fürchten’.
34. No es preciso cambiar, como hace Bertoni, laires lestradiers de los códices en lair’e l’estradiers; para la hipercaracterización de laires cf. Appel, Chrest., p. IX.
36. Véase un ejemplo de plaides, ‘pleitista’ en hic, 43, 48.
39-40. cf. hic, 3, 2-4. El tópico pesar, dir, faire figura en Episcopus declaramens, como causas que meno home vas infern, cf. nota a hic, 4, 14.
41-42. cf. qu’a peina l’aus merce clamar, (Poésies relig., B 1828). Tiene razón Lewent al observar que la puntuación de Bertoni: clamar merce. / Vostres cars fils pero (los manuscritos tienen vostre –nostre Dª– car fil) no es correcta, debiendo interpretarse: clamar merce / vostre car fil, con lo que es superflua la nota correspondiente de Bertoni: «Notisi l’anticipazione del soggetto di fon».
43. Decido respetar perdons de los mss., que se explicaría por referirse al perdón otorgado a dos personas: al ladrón (Luc. 23, 40), y al soldado que lancea latus eius aperuit (Io. 19, 34), que según la tradición se llamaba Longinos.
En Levy, Petit Dict., bajo leugier (<*leviarius ‘leicht’, REW 5003), figura entre otros significados el de ‘prompt, dispos’, que viene muy bien al caso.
45. Difiero de la interpretación de Bertoni : e non per tan c’ades temors no·m venza ‘non tanto, tuttavia, che il timore non finisca col vincermi ognora’, que se basa en Mussafia ‘ma non così che il timore non riporti pur sempre (o: tosto) la vittoria’ (citado de Bertoni, ad locum). Esta interpretación supone el cambio de temor de los tres códices en temors, y exigiría además, en vez de e, una partícula adversativa. Semánticamente estaría en contradicción con los versos anteriores incluso, ya que, en la pugna entre el temor y la esperanza, ante el ejemplo de Longinos y del ladrón, el suplicante se anima a pedir perdón, de modo que la esperanza sale vencedora, condición indispensable para obtener el perdón (cf. hic nota a 40, 42; la desesperación de Dios es una de las tres causas que no son perdonadas en est segle ni en l’autre, véase Episcopus declaramens, p. 309).
La interpretación que proponemos, no·m per[t] tant, está clara: Si bien el trovador tiene gran temor –tant es granz la temenza, v. 37– recordando a dos pecadores perdonados, supera al temor. Paleográficamente es probable, pues no supone más que el cambio de per tan en per[t] tan, un caso típico de haplografía: nō puede interpretarse tanto como non cuanto como no·m, exigiendo el ms. Dª non venza; (IK admiten ambas interpretaciones). En vista de ello, y no obstante lo corriente de la expresión non per tan que (e. g. Riquer, Guillem 26, 19: non per tant q’ieu no ..., ib. 26, 37. e non per tant c’anc), interpreto: no·m per[t]tan.
46 ss. La tornada nos lleva a la estrofa inicial, que comienza de manera similar, con una exclamación seguida de un apóstrofe: Ai, vergena / A, reïna. El trovador suplicante emplea dos interjecciones diferentes, que sirven para expresar, según los contextos, sentimientos muy diversos, y cuyos significados muchas veces se solapan. En lugar de meterme y perderme en sutiles disquisiciones teóricas al respecto, remito a Appel, Chrest., que simplificando registra bajo ai, ay, varios pasajes, anotando que es un Ausruf des Schmerzens, des Wunsches, (cf. ibídem bajo a).
En nuestro caso cuadra el segundo significado, el del deseo, no exento de zozobra, conjugado con la esperanza de conseguir la alegría perfecta, una vez superados los peligros, por mediación de María ante su hijo, aludido o mencionado tanto en la primera estrofa cuanto en la tornada. También los mals e·ls conseriers del verso 7° aparecen al final, tan greus e tan sobriers (vv. 48-49), con referencia al iuiamen derrier del v. 35, expresado ahora con el adverbio de lugar lai. La tornada resume elegantemente la aspiración de la primera estrofa, pero con una innovación relevante: El trovador ahora no dirige la palabra ni a la vergena, ni a la valenz domna, ni a la bona domna, sino que, esperanzado, apunta más alto, apostrofando a quien tiene potestad, a la reïna complida de tot be (cf. Ai, bela dousa maire, de totz bos aips complida, Appel, Chrest., 106, 39).
47. Bertoni explica de me más libremente como ‘per cuanto mi concerne’, op. cit. p. 527; para pregar de, ‘rogar por’, cf. hic, 26, 54-56 y nota.
48. Para aleuge, 3ª persona del pres. de subj.de aleujar < alleviare, cf. fin’amors aleuja mo martire, Crescini, Studi provenzali, 22, 6; d’un pes preon / tantost m’aleugest, ib., 51, 46-47.
50. endrech ‘... à l’égard de’, Levy, Petit Dict. s. v.; de re cf. 8, 71-73 y Mat. 10, 28. Evoca ese verso el de Cadenet que pide a Jesucristo el castigo para el cuerpo: lo corps n’aia la pena qe· il cove (hic, 9, 37), con la intención y en la esperanza de que el alma quede liberada. |